Las vías metabólicas son los sistemas gracias a los cuales nuestro organismo obtiene la energía para realizar una actividad. En función de la duración y de la intensidad que estemos realizando predominarán unas vías metabólicas frente a otras. Vamos a hacer un repaso de estas vías energéticas y cuándo las utiliza nuestro cuerpo en nuestra actividad deportiva.
Cuáles son las vías metabólicas
En nuestra actividad física diaria realizamos ejercicios de más duración poco intensos, ejercicios de menos duración, pero a alta intensidad y, por último, ejercicios a máxima intensidad de apenas unos segundos.
En las actividades de larga duración la vía metabólica es aeróbica. Cuando hacemos ejercicios más intensos pasamos al anaeróbico, una vía metabólica que genera ácido láctico. La tercera vía sería el anaeróbico aláctico, que nos proporciona el máximo de energía, pero por un espacio de tiempo de apenas unos segundos.
Aeróbico
La utilizamos cuando vamos al gimnasio a una sesión de spinning, cualquier clase de cardio o, por ejemplo, cuando hacemos el calentamiento en la bici estática o en la elíptica. Para completar estos ejercicios nuestro organismo no necesita energía de mucha calidad, por eso dentro las vías metabólicas, la aeróbica es la que más tiempo nos permite realizar una actividad.
El músculo se nutre fundamentalmente de las grasas. Es, por así decirlo, un combustible de larga duración, pero de baja calidad, como un diésel. En los ejercicios aeróbicos, aunque se produce ácido láctico, el músculo es capaz de eliminarlo.
Anaeróbico láctico
Cuando subimos la intensidad los lípidos ya no pueden proporcionar a los músculos la energía suficiente, las grasas ya no nos valen como combustible y nuestro organismo pasa a utilizar los hidratos de carbono como fuente fundamental de energía.
En esta vía metabólica entra en acción el ácido láctico, una sustancia de deshecho que generan nuestros músculos para, de alguna manera, “protegerse” frente a una intensidad que si se prolongara en el tiempo acabaría por romperlos.
Por esta razón, su duración es menor que cuando hablamos de ejercicios aeróbicos. La anaeróbica láctica es la vía metabólica que utilizamos en un partido de fútbol, por ejemplo. ¿Os habéis fijado que cuando el partido se alarga, por ejemplo, con la prórroga, llega un momento en que los jugadores no pueden más y empiezan a sufrir calambres? El ácido láctico se ha acumulado, el músculo no lo elimina y llega un momento en que, simplemente, no puede más.
Para ayudar a “limpiar” los músculos de ácido láctico se recomienda una sesión de baja intensidad, en aeróbico. Un ejemplo lo tenemos en el rodillo que hace el campeón de Tour de Francia, Chris Froome, cuando acaba las etapas. Después de subir un puerto a tope sus músculos están llenos de láctico y con la sesión en aeróbico los oxigena y ayuda a eliminar ese ácido láctico.
Anaeróbico aláctico
Es la estrella de las vías metabólicas. Permite ejercicios de máxima intensidad, pero a cambio solo puede mantenerse unos segundos. Cuántos, depende de los autores, pero incluso una carrera de 100 m. por debajo de los 10” ya no se hace en esta vía metabólica porque ya se ha generado láctico.
Cuando hacemos levantamiento de pesas con el máximo de peso estamos usando el anaeróbico aláctico. Solo podemos hacer una o dos repeticiones y el ejercicio apenas si dura unos segundos. Hemos utilizado el máximo de energía pero solo hemos podido mantener la intensidad unos segundos.