El viento y la lluvia son dos de los elementos que más afectan al runner. Correr con lluvia es incómodo porque hace que se nos mojen los pies, nos dificulta el gesto de la carrera y además puede provocarnos ampollas que podrían dejarnos en el dique seco varios días. Por eso para los días lluviosos o si vas a correr por terrenos húmedos tenemos la opción de las zapatillas impermeables.
Impermeables y transpirables
Dos de las características que tienen que reunir las zapatillas impermeables es que no dejen pasar el agua y, además, que sean transpirables. Si pudiéramos ver al microscopio la fibra con la que están fabricadas las zapatillas impermeables podremos observar que tienen forma de embudo con la boca más fina hacia la parte de fuera.
La misma vista de microscopio nos dice que las gotas de lluvia son más gruesas que las gotas de sudor. El diámetro de las gotas de lluvia es superior al diámetro de la boca estrecha del “embudo” por lo que no se filtran y nos mantienen secos los pies.
Sin embargo la parte ancha del embudo, al estar situado en la parte interior de la zapatilla, permite que las gotas de sudor salgan, favoreciendo la transpiración y permitiendo de esta manera tener los pies secos. Ni se nos mojan con la lluvia ni con nuestro propio sudor.
Días de lluvia y terrenos húmedos
Cada vez son más los corredores que optan por el trail. El campo y la montaña les ofrecen una combinación perfecta de deporte y naturaleza que en muchas ocasiones se ve truncada porque el suelo está encharcado.
Por eso las marcas de zapatillas han incluido en su oferta las zapatillas impermeables. Salomon, Adidas, Saucony, Asics o Brooks incluyen modelos para que podamos disfrutar del running sin que las inclemencias meteorológicas supongan una limitación.
Además las zapatillas impermeables no son de uso exclusivo en la montaña. Se pueden usar en asfalto, las hay ligeras y con poco drop (diferencia de altura de la suela entre el talón y la puntera), para corredores rápidos y más lentos, para entrenamientos y competición.